Eram quod es, eris quod sum (Yo era lo que tú, tú serás lo que yo)

La Gestión hacia una empresa digitalizada, hacia la digitalización o Transformación Digital, supone un reto a la altura de su tremendo potencial. Pocas compañías pueden permitirse escapar de un desafío que pronosticará a medio plazo una transcendental disrupción en el contexto competitivo según se han venido desenvolviendo las corporaciones hasta la fecha. Nuevos competidores, de industrias ajenas, culturalmente digitales, harán que los esfuerzos en desarrollar barreras de entrada resulten a menudo inútiles por la facilidad con que estas serán salvadas.

Adaptarse a ese nuevo entorno exigirá disponer de modelos de negocio ágiles, cambiantes y sostenibles en el tiempo, repensando no solo la propuesta de valor, sino el qué quieren ser y qué espacio quieren ocupar. La mayoría de estas empresas, cuyos espacios y fronteras han quedado difuminados, otean acercarse cual bárbaros a nuevos competidores al otro lado del puente.

Hubo un tiempo, industrial, donde no había otra ley que la de los rendimientos marginales decrecientes; a más de algo que se producía, menor valor tenía cada unidad añadida llevada al mercado.

Hoy, esta ley ha caducado, o está en vías de hacerlo, precisamente por el impacto transversal y sistémico de la tecnología, tanto aplicada a procesos como a interacciones con el mercado. A más unidades producidas, más valor. A más distribuido, a mayor crecimiento marginal, mayor valor por cada unidad desplegada. Bienvenidos a un mundo dominado por los efectos o las externalidades de red positivas. Facebook, eBay son negocios donde a cada nuevo usuario registrado mayor valor tiene para el colectivo.

¿Cómo afrontar y gestionar el proceso?